jueves, 10 de agosto de 2017

Todos necesitamos aceptar la derrota.



Hubiese querido despedirme de ti, abrazarte por última vez y desearte lo mejor para la vida. Verte reír, ver tus manos, escucharme y grabarme eternamente tu voz que siempre me encariño.
Perdóname, perdóname por no estar ahora contigo, por no escucharte, por irme lejos a vivir. Sé que es tarde, es tarde para escribirte y decirte lo mucho que me importas, y sé que esto que digo se está perdiendo en un vacío que tus ojos no verán. No quería perderte, no así. Aunque no lo creas, este lugar en mi pecho te pertenecerá por siempre.
Intento remediar mi daño aunque sé que nunca se podrá, esta última vez te llevé flores donde estarás por siempre. Platique con tu papá y dijo que está orgulloso de mi y que está seguro tú, nuestra Andy siempre lo estarás.
Tal vez hago esto para no guardar las cosas que día a día me oprimen al punto de tener vómito verbal sin pretender llamar la atención, como un día me enseñaste, aunque las personas no lo vean y aunque no lo valoren. Tú sabes que intentas hacer las cosas bien.
Porque, resignarse sin más, son así los ciclos de soledad.
Te voy a querer por siempre, Andrea Fernández de la Garza.